Las últimas declaraciones
de dos de las autoridades más importantes del país han puesto de vuelta y medio
a la opinión pública. El que empezó todo fue el ministro del Interior, DANIEL URRESTI, quién
el lunes afirmó que el sicariato es un problema que preocupa más a los
delincuentes que a la población.
Cuando todos pensaban que el presidente Ollanta Humala le iba a enmendar la plana o por lo menos iba a intentar explicar coherentemente lo que acababa de decir su ministro, esta mañana el presidente declaró lo siguiente: "…esta práctica criminal, que viene ya de décadas atrás, producto de una se… de un fenómeno de globalización…"
Lo que aparentemente trató de decir el ministro Urresti es que los sicarios matan exclusivamente delincuentes y que eso no debe preocupar a la ciudadanía pues en último caso se están matando entre delincuentes. ¿O sea que debemos permitir que nuestras calles se conviertan en campos de batalla de las mafias organizadas?
Nada más falso que asegurar que los sicarios sólo asesinan delincuentes. La empresaria Miriam Fefer, el fotógrafo Luis Choy o la dirigente de Polvos Azules que sufrió un atentado no tenían vínculos conocidos con el crimen organizado. El sicario cobra por asesinar sin importar a quién va a ejecutar o a quienes va a dejar heridos durante su ataque. El sicariato es un delito que está estrechamente relacionado a otros.
Cuando todos pensaban que el presidente Ollanta Humala le iba a enmendar la plana o por lo menos iba a intentar explicar coherentemente lo que acababa de decir su ministro, esta mañana el presidente declaró lo siguiente: "…esta práctica criminal, que viene ya de décadas atrás, producto de una se… de un fenómeno de globalización…"
Lo que aparentemente trató de decir el ministro Urresti es que los sicarios matan exclusivamente delincuentes y que eso no debe preocupar a la ciudadanía pues en último caso se están matando entre delincuentes. ¿O sea que debemos permitir que nuestras calles se conviertan en campos de batalla de las mafias organizadas?
Nada más falso que asegurar que los sicarios sólo asesinan delincuentes. La empresaria Miriam Fefer, el fotógrafo Luis Choy o la dirigente de Polvos Azules que sufrió un atentado no tenían vínculos conocidos con el crimen organizado. El sicario cobra por asesinar sin importar a quién va a ejecutar o a quienes va a dejar heridos durante su ataque. El sicariato es un delito que está estrechamente relacionado a otros.
YAHIR ABURTO GUTIERREZ
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